martes, 28 de marzo de 2017

El negocio redondo de la venta de la casa natal de Donald Trump



La casa de ladrillos rojos donde nació el nuevo presidente de EEUU, Donald Trump, en el distrito neoyorquino de Queens ha sido vendida por 2,14 millones de dólares (unos dos millones de euros). Esto es, con un beneficio superior al 50% para el vendedor, según ha anunciado la inmobiliaria que ha cerrado la operación.

El vendedor adquirió la casa del elegante barrio Jamaica Estates directamente a la familia Kestenberg por 1,39 millones de dólares (unos 1,3 millones de euros) apenas un mes después de la elección de Trump.

Los Kestenberg habían planeado inicialmente vender la propiedad de estilo Tudor y cinco dormitorios donde Trump pasó los primeros cuatro años de su vida en una subasta prevista para octubre, pero en el tercer debate presidencial entre Trump y su rival demócrata, Hillary Clinton, al ver que el interés crecía, la pareja, que atravesaba un proceso de divorcio, decidió aplazar la subasta y venderla directamente al inversor.

Este inversor vendió la casa tres meses después en una subasta organizada por lainmobiliaria Paramount Realty USA, donde fue adquirida por un comprador desconocido por la citada cifra de 2,14 millones, un precio aproximadamente un 120% superior al promedio de una vivienda similar en el mismo distrito de la ciudad de Nueva York (979.400 dólares, según la web inmobiliaria Trulia).

"Esta propiedad es mucho más bien inmueble. Es la casa de infancia del 45º presidente de EEUU, y es una parte de la historia", ha dicho Misha Haghani, responsable de Paramount Realty USA, en un comunicado. La dirección de la casa, construida en 1940, figura en el certificado de nacimiento del presidente republicano de 70 años, que nació el 14 de junio de 1946.

Haghani ha afirmado que no puede revelar la identidad del comprador y ha alcarado que éste no es el propio Trump, que había expresado interés en comprarla.

jueves, 23 de marzo de 2017

Los Trump desplazan a las Kardashian: América prefiere a la familia presidencial

Cuando Donald Trump llegó a la Casa Blanca la broma era vox populi. “Solo falta que Kim Kardashian gane las elecciones”, dijeron muchos con mofa. Sin embargo, la gracia solo lo era a medias. Kim, Kendall Jenner, Khloé y compañía tienen mucho más en común con la familia presidencial de lo que podría parecer en un principio. Cada uno de sus movimientos es seguido con fervor por los norteamericanos y si alguien duda aún del espectáculo que puede ofrecer Melania Trump cada vez que se coloca un modelito o del mucho menos grato del propio Donald cada vez que suelta una de sus 'boutades' en las redes sociales, también. Si las Kardashian son puro show, los Trump no se quedan atrás.

La prensa norteamericana ya relaciona el bajón de audiencia de 'Keeping up with the Kardashians', el reality del clan, con la llegada de los Trump a la Casa Blanca. La mejor prueba es que, uno de los últimos capítulos del reality, aquel en el que Kim Kardashian relataba por primera vez cómo la habían atracado en París, ha defraudado. Solo 1,58 millones de espectadores encendieron la televisión para ver esa entrega, que en términos de audiencia se ha quedado bastante lejos de los mejores tiempos del programa, que justo este año cumple su décimo aniversario. Algunos medios acusan a la propia Kim de la caída del share por cortar el grifo de su sobreexposición mediática al pasar un sinfín de tiempo sin compartir detalles de su vida en las redes tras el famoso atraco en París.

Ante la bajada progresiva de la audiencia en los últimos meses, ya hay quien habla de cancelación del espacio mientras que los Trump acaparan titulares día sí y día también. Algunos de ellos son, paradójicamente, en contra de las celebrities de telerrealidad. La guerra entre los dos clanes empezó cuando el hoy presidente, allá por septiembre, se permitió la licencia de criticar el peso de Kim en una entrevista con el programa 'Showbiz Tonight'. “Se ha puesto un poco grande. Y he de decir que no creo que alguien se deba vestir como si pesara 120 libras”, dijo sin pelos en la lengua. Y aunque Kim no le contestó, sí le replicó cuando tuvo que valorar la política migratoria del mandatario. Lo hizo publicando un tuit con las estadísticas de los norteamericanos asesinados al año a manos de los ciudadanos de la sociedad islámica. 11.737 estadounidenses habían muerto a consecuencia del disparo de otros estadounidenses; 737 por caídas de la cama y 264 por un golpe de autobús.

El tuit pronto se hizo viral y es una muestra bastante clara de que, en el clanKardashian, los Trump no caen precisamente bien. Y puede que esa rivalidad, en un plano más frívolo, se acentúe a sabiendas de que, al menos en fama, los residentes de la Casa Blanca están ganando por goleada.

lunes, 13 de marzo de 2017

"Trump está dando un ejemplo terrible a los líderes autoritarios de todo el mundo"



Un hormigueo de jóvenes de más de un centenar de nacionalidades charlan, comparten archivos y experiencias y dialogan sobre los límites de la libertad, la privacidad y la seguridad en la red. Durante cuatro días, 1.200 personas han participado en la tercera edición del Internet Freedom Festival que se ha celebrado en Las Naves de Valencia, con más de 200 sesiones de intercambio de información. Lo primero que llama la atención es la obsesión por el anonimato y la preservación de la identidad frente a terceros. Está prohibido hacer fotos sin permiso en el interior del recinto que acoge el festival.

“Casi todo el mundo está conectado por lo que cada persona es mucho más visible. Aquí hay varios activistas que han venido desde Vietnam y que, como siguen viviendo allí, participar en un evento como este les supone un riesgo. Esta es la naturaleza de 2017”. Hablamos con Margaux Ewen, directora legal y de comunicación de Reporteros sin Fronteras en América del Norte, una asidua a este encuentro. Su organización ha participado un año más en el Freedom Festival, por su papel de defensa de los blogueros y activistas que usan la red para aflorar información en países donde la libertad de expresión está restringida y en los que los medios tradicionales no disfrutan de independencia.

Pero este año el foco no está sobre estados en vías de desarrollo, gobernados por dictadores o con sistemas democráticos inmaduras. Este año hay nuevos nombres protagonista sobre el tapete, el de la Administración Federal de Estados Unidos, una de las democracias más consolidadas del mundo, y su nuevo presidente Donald Trump, peleado con los medios de comunicación de su país.

Pregunta: También se está produciendo una situación aparentemente nueva y anómala que se entre la Administración Trump en EEUU y algunos de los grandes medios del país. El último informe sobre pluralidad de Reporteros Sin Fronteras alerta de una “guerra” del Gobierno contra los informantes responsables de temas relacionados con el espionaje, la seguridad exterior o la lucha contra el terrorismo. ¿Existe un riesgo de involución democrática en Estados Unidos?

Respuesta: Ha habido una involución anterior a la llegada de Trump al poder en Estados Unidos que ya era un problema para la libertad de expresión, los medios libres y para el acceso a la información. Probablemente la Administración de Obama ha enjuiciado más rumores o filtraciones que todas las administraciones anteriores juntas. Ahora estamos viviendo una estrategia de comunicación excesiva por parte del Gobierno. La Casa Blanca de Trump y su Secretario de Prensa etiquetan a algunos medios de comunicación que cubren historias que lanzan un retrato negativo de su Administración como si fuera información falsa (‘Fake News’) o bien los llaman enemigos del pueblo americano.

Steve Bannon (estratega jefe de la Casa Blanca) asegura que hay una guerra en los medios y que los medios deberían callarse. Estos ataques a la prensa son mucho mayores de los que la administración previa había mostrado y es algo muy preocupante porque afecta al modo en el que Estados Unidos está siendo percibido en el extranjero: ya no es el país que había intentado tener un papel de liderazgo en el mundo defendiendo derechos humanos, denunciando abusos y violaciones en otros países. La libertad de prensa es una de esas ejemplos porque es uno de los pilares de la democracia.