viernes, 2 de junio de 2017

El peligro de Trump se llama ‘covfefe’

La palabra covfefe recorrió este miércoles medio planeta, lo que hoy en día significa que hizo fortuna en todas las redes sociales, generó una tonelada de chistes al minuto y ocupó un honroso lugar en periódicos y tertulias. Venía de un tuit de Donald Trump. El presidente de Estados Unidos había escrito un mensaje en su cuenta de Twitter (pasada la medianoche del martes en Washington) que parecía una respuesta a las noticias críticas sobre su yerno, Jared Kushner, y su presunta implicación en la llamada trama rusa. “A pesar de la constante prensa negativa covfefe”, decía literalmente el texto. La palabra no existe, parece más bien la errata de coverage (cobertura, en inglés), como si quisiera decir: “A pesar de la cobertura negativa de la prensa…”. Pero no corrigió el error ni acabó la frase, ni reaccionó hasta la mañana siguiente, lo que alimenta la teoría de que simplemente pudo quedarse dormido mientras tuiteaba, o sin cobertura, y que luego ya no tuvo cuerpo para insistir.

El episodio, bastante prosaico, normal en un ciudadano de a pie, apunta a que es verdaderamente el propio Trump quien, sin demasiado control, maneja su cuenta de Twitter, quien se despierta a horas intempestivas para decir alguna barrabasada, insultar a alguien o desautorizar a sus servicios de inteligencia. El problema es que desde el 20 de enero el tuitero en cuestión es el líder de la mayor potencia y su mensajeo febril adquiere rango de problema de Estado —a veces, de conflicto mundial—, como cuando suelta bravuconadas contra una amenaza nuclear como es la dictadura de Corea del Norte,
advierte de una guerra comercial a Alemania o acusa a sus propias fuerzas de seguridad de estar poniendo en marcha una “caza de brujas”.

El caso de la noche del martes, con las continuas contradicciones de miembros del Gobiernos y las rectificaciones permanentes, contribuye a la sensación de improvisación que cunde en torno al Ejecutivo más poderoso del mundo.
Trump gobierna como tuitea y su mayor riesgo se resume en covfefe.

Para muchos académicos resulta fascinante. “A los politólogos e historiadores les ofrece un punto de vista muy interesante; permite ver sus ideas y pensamientos en tiempo real, aunque generen polémica”, dice Michael Bitzer, profesor de Políticas e Historia. “No hay precedentes para este estilo. Franklin Delano Roosevelt tenía esas charlas junto a la chimenea y Nixon tenía las grabaciones privadas, pero esto, mejor o peor, no tiene precedentes”, añade.Resultado de imagen de covfefe

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